XXX Domingo del T.O. (A) (29 octubre 2023)
El domingo pasado veíamos cómo los saduceos intentaban atrapar a Jesús para tener de qué acusarlo. Este domingo son los fariseos los que quieren atrapar a Jesús. Ante este rechazo habitual del hombre para aceptar a Cristo cabe preguntarse, ¿por qué le cuesta tanto al hombre aceptar a Cristo? ¿Por qué le es más fácil aceptar el mal y la mentira que el bien y la virtud? La respuesta es sólo una: la corrupción del corazón del hombre como consecuencia del pecado. Cuanto más empecatado está nuestro corazón, más sucio lo tiene, y como consecuencia le es más fácil aceptar las proposiciones del demonio que de Dios.
Cristo vino a cambiar esto. Él quiere cambiar el corazón del hombre desde dentro haciéndole una criatura nueva. Para ello le da su gracia a través del Espíritu Santo. Pero para ello, el hombre ha de dar el primer paso: arrepentirse y abrir su corazón a Cristo. Sin este primer paso, Cristo tiene las puertas cerradas y no tiene acceso a nosotros.
El que se arrepiente y abre su corazón a Jesús, se encuentra ante un mundo nuevo; un mundo de libertad, alegría, gracia –ya para esta vida-, y luego la felicidad eterna en la vida venidera.
Cambiemos pues nuestra actitud frente a Cristo. No vayamos a su encuentro, como hacían los saduceos y fariseos, para atraparle; sino que abramos humildemente nuestro corazón a Él. Recordemos algunas de las promesas que Cristo nos hizo:
Mt 16:24-26 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma”.
Jn 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Jn 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.
Mt 11: 28-30: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados porque yo os aliviaré. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.
Mt 18:20 “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Mt 21:21-22 “Respondiendo Jesús, les dijo: En verdad os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”.
Lc 21:19 “Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas”.
Mt 6:31-33 “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
Jn 14:13-14 “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”.
Jn 15:7 “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será concedido”.
Mt 6:14 “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, mi Padre celestial os perdonará también a vosotros”.
Jn: 11:25 “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.
Jn 6:35 “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”.
Mt 28:20 “He aquí yo estaré con vosotros todos los días hasta la consumación del mundo”.
Jn 16:20-24 “En verdad, en verdad os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo. En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.